Todos hemos pasado por ahí, ya sea emprendiendo en nuestro negocio, o trabajando para nuestro empleador, pero siempre existe uno (o unos cuantos) clientes que te complican la existencia y te echan para atrás con tu sueño de ser un emprendedor fuerte y empoderado dueño del mundo.
Es por esta razón que te queremos compartir esta lista con 5 clases de clientes tóxicos y algunos trucos y tácticas que puedes utilizar para aprender a tratar con las locuras de esos clientes que ya no puedes ver ni en pintura.
- El alérgico al compromiso
Es aquél cliente que se puso en contacto contigo por correo, llamada telefónica, visitó tu negocio, te dice lo que necesita, te pide consejos, han tenido innumerables reuniones… pero nunca te ha pagado nada ni confirmado ningún servicio, lo que provoca no puedas atender a tus clientes (reales) de la manera que se merecen.
Lo que puedes hacer: ponerle un ultimátum, envía un mensaje con una propuesta definitiva y explicarle (con palabras bonitas) que no puedes continuar con la relación, a menos que se decida a sí ocupa el servicio o no.
- El enamoradizo
Es el cliente que dice estar enamorado de tu trabajo, profesionalidad y todo le encanta, ¡pero cuidado! Al poco tiempo te dice que este mismo año ya había trabajado con 3 personas diferentes y como ninguno era suficiente para él, los terminó despidiendo. ¡Cuidado!
Lo que puedes hacer: solicitarle que te muestre el trabajo ya realizado por otras personas para asegurarte que en realidad no sabían lo que hacían y dejar por escrito las expectativas sobre el trabajo.
- El indeciso
Este cliente también dice amar todo al inicio, pero después comienza a mostrar desinterés con los avances del proyecto y te da rienda suelta para que trabajes y trabajes sin parar… hasta que llega en día antes de la entrega oficial y te dice que ya no le gustó nada, ¡y quiere darle un giro radical desde el inicio!
Lo que puedes hacer: define las condiciones de tipos de cambios y cuántas revisiones intermedias habrán. Por otra parte, intenta reducir al máximo los cambios y dejar en claro que la fecha establecida ya no es válida y el proyecto se retrasará.
- El que no te da “buen feeling”
Este cliente es difícil de trabajar porque simplemente te hace sentir incómodo. Las razones pueden ser muchas, como su forma de mirar, de hablar, expresarse, es maleducado, su humor es de mal gusto, huele mal, etc, etc… ¡Simplemente no te sientes bien trabajando con su presencia!
Lo que puedes hacer: si aún no han acordado nada, simplemente evítalos, y si ya es demasiado tarde, define límites y deja en claro que su forma de hablar o de tratar no son bienvenidos. Si se ofende y se va, quizá resultó ser lo mejor para ambos.
- El que todo lo sabe
Así es, este cliente que contrató o visita tu negocio porque él no sabe cómo hacerlo, por alguna razón, cree saber mucho más que tú sobre lo que haces. Tiene una opinión sobre todo, se queja de cada aspecto y su opinión es más fundamentada que la tuya. Su frase favorita es “está bien, pero…”.
Lo que puedes hacer: Puedes hacer una de estas dos cosas: primero, le dices (con palabras bonitas) que tú eres el experto y con una opinión fundamentada y que confíe en ti, o segundo, simplemente aceptas todo lo que veas conveniente y te libras de problemas.
Y ahora que ya aprendiste a cómo tratar con esta clase de clientes difíciles, y ya sientes de nuevo que puedes comenzar tu propio negocio sin miedo a nada, ¿por qué no comienzas a buscar un buen local en para comenzar?
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